A menudo, cuando vemos que un niño o niña logra algo, la tentación es elogiar su éxito.
Por ejemplo, si han hecho un dibujo y decimos: "¡Qué bonito! ¡Cómo me gusta! ¡Qué orgullosa/o estoy de ti!" nos estamos enfocando en lo que nosotros sentimos y en el resultado, no en el esfuerzo.
Y esto puede generar una dependencia emocional, donde el niño espera la validación de los demás para sentirse bien consigo mismo.
Alentar pone el foco en el esfuerzo del niño y en su capacidad de intentar y aprender.
Con ese mismo ejemplo, podríamos decir: "¡Qué bien has utilizado los colores! ¡Siéntete orgulloso de ti!"
De este modo, ayudamos al niño a que se sienta orgulloso de sí mismo, no por el resultado, sino por el proceso y lo que ha logrado por su cuenta, reforzando su autoestima.
Te recomendamos un cuento muy especial para ayudar a tus hijos a construir una autoestima sólida, y enseñarles la importancia de creer en ellos mismos y en sus capacidades.